Huye del agua, y  escóndete del viento, es un dicho común cuando se acerca un huracán. Que se escucha con regularidad si usted vive cerca de la costa, como en la Isla del Padre Sur o en el Puerto Isabel. 

El agua y la marejada ciclónica. Es mortal, destructiva e implacable. 

Un huracán no toca la puerta. No espera a que estés listo. Simplemente, llega, sin invitación, imparable — y trae el mar con él.

Aquí, en la Isla del Padre Sur, vivimos con el Golfo de México en la puerta de nuestra casa. Pero cuando llega una tormenta, esa puerta desaparece. El agua sube, el viento aúlla, y de repente, la costa que conocías… ya no existe."

La marejada ciclónica no es solo una pared de agua. Es el mar empujando con fuerza hacia tierra firme, llevado por el aliento mismo de la tormenta. Y no le importa si tu casa está a 5 millas tierra adentro.

Arrasa contra vecindarios. Pasa por las calles, entra por las puertas, inundando las salas. Atrapando familias. Cortando la luz. Y puede hasta ser mortal."

Una tormenta lo suficientemente grande, en el ángulo perfecto, podría empujar las aguas del Golfo de México hasta Harlingen, San Benito y Brownsville. Eso no es un mito. Es la realidad del poder de la física.

Conozca su zona.  Empaca como si el tiempo se estuviera acabando. Prepárate para el silencio cuando caigan las torres celulares.

No espere. No asuma que la tormenta nos va a esquivar. No deje que las primeras bandas de lluvia sean tu llamado de atención.

¿Demasiado tarde? La tormenta siempre se mueve más rápido de lo que pensamos. Y una vez que toque tierra… ya no hay vuelta atrás."